La visualización de datos es un aspecto crítico a la hora de traducir datos e informaciones en conocimiento: cuanto más accesible, gráfica, simple y completa sea la información mostrada, mayor, mejor y más inmediato será el conocimiento adquirido.
Evidentemente, cuanto mayor sea el conjunto de datos analizado, mayor complejidad revestirá la representación de la información contenida en ellos, por lo que las organizaciones que manejan grandes volúmenes de datos, como las instituciones públicas, deben contar con herramientas de visualización lo suficientemente potentes y flexibles para generar un conocimiento lo más preciso, profundo y amplio posible, que permita tomar decisiones a la altura de las circunstancias.
No debemos olvidar que, por su naturaleza, las instituciones públicas deben tomar decisiones que afectan de un modo especialmente relevante al conjunto de la sociedad, con lo que la minimización de los riesgos y el acierto en las decisiones tomadas tiene una relevancia muy superior a la que revisten las decisiones que se toman en ámbitos corporativos y empresariales privados.
No cabe duda de que, como hemos apuntado, las herramientas de visualización de datos representan un rol fundamental para la generación de conocimiento de la propia institución, de su objeto de trabajo y de su entorno. Este conocimiento, además de profundo y amplio, debe ser tan preciso como actualizado a una realidad social cambiante, y ajustado a unos volúmenes de datos en constante auge y transformación, para que desemboque en una toma de decisiones con consecuencias de largo alcance, en todos los sentidos.
Sin embargo, la adopción de las herramientas de visualización de datos más óptimas y necesarias en el ámbito institucional no revierte únicamente en un beneficio directo de las propias instituciones, con repercusiones que las trascienden hasta alcanzar al conjunto de la sociedad, sino también en un sentido opuesto, eso es, en beneficio directo de la ciudadanía, las empresas y las entidades usuarias de los servicios prestados por dichas instituciones (algo que indirecta pero indudablemente también las beneficia).
Así es, la visualización de datos en el ámbito institucional no solo permite tomar decisiones acertadas en el sí de las propias instituciones, sino ofrecer mayor transparencia de los procesos, las actividades y los resultados de estos al conjunto de la ciudadanía, que puede acceder a datos e informaciones representadas de un modo simple y sencillo, pero transparente y de gran efectividad para la mejora del conocimiento común y la imagen pública institucional.
Instituciones de una importancia tan crítica para la sociedad como las políticas y de gobierno, las educativas, las sanitarias o las culturales, entre otras, y a su turno los usuarios y beneficiarios de las mismas obtienen grandes ventajas con el uso adecuado de herramientas de visualización. Unas ventajas que, una vez más, demuestran trascender el ámbito de lo privado y los negocios para llegar con efectividad al sector público.
Todavía queda mucho trecho por recorrer en la adecuación de las herramientas Business Intelligence, como las de visualización de datos e información, a usos públicos de todo tipo. Sin embargo, algunos de sus beneficios ya se pueden vislumbrar hoy, en momentos aún incipientes pero claramente determinantes para el devenir futuro de la implantación de soluciones BI en la gestión de las administraciones públicas.
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